Gestión en tiempos de crisis

La crisis económica que estamos padeciendo ha puesto en serias dificultades a muchas empresas, en su gran mayoría PYMES, que no tienen capacidad sufiente para enfrentarse a ella con la mismas armas que las de mayor tamaño. La crisis empresarial es una etapa en la que la empresa se encuentra en una situación problemática y que dependiendo de las decisiones que se tomen se logrará o no salir del grave problema en el que se encuentra. El entorno para la PYMES es crucial, pues una de las principales armas con las que cuenta es la flexibilidad, es decir, la capacidad de adaptación rápida a las variaciones en los gustos y necesidades de sus clientes, además de una mayor capacidad para tomar decisiones inmediatas gracias a su dimensión. El analizar permanentemente los elementos que forman el medio donde se mueve una empresa es esencial para su superviviencia, máxime cuando siempre hay un competidor grande que constantemente presiona para conseguir cuota de mercado.

La crisis actual no es sólo de carácter coyuntural, sino que ha puesto en evidencia desajustes estructurales de nuestra economía, mostrando un mayor impacto en ciertos sectores con un importante tejido de pymes intensivas en mano de obra. Probablemente, en la escena económica han aparecido cambios que van a tener un impacto permanente en la gestión empresarial, y es por ello por lo que las pymes deben estar preparadas para adaptarse al entorno inmediato que se avecina. Por tanto la adaptación a las nuevas tendencias, necesidades, gustos y exigencias de los clientes es parte de la filosofía con la que hay que encarar el nuevo panorama que se presenta en tiempos de dificultades. Y es que no hay que olvidar que, aunque la correcta gestión de costes y de las finanzas de la empresa son completamente necesarias, los recursos de los que se dispone hay que encontrarlos en el mercado; si dejamos de atender nuestros clientes rentables, a medio plazo estamos agravando la situación empresarial.

 

Podemos afirmar que la evolución en el entorno económico provoca la necesaria reacción de las empresas para adaptarse a los nuevos factores influyentes. Y cuanto más rápidos sean esos cambios, mayor es la velocidad de adaptación que debe guiar las decisiones empresariales. Centrarse en los problemas internos, sin mirar las nuevas amenazas y oportunidades que surgen diariamente es un elemento de peso para entrar en una situación de crisis en la empresa. Conocer la gravedad de los problemas que tenemos dentro y también los peligros que nos acechan es esencial para poder responder ágilmente, y poder estabilizar la situación. En momentos de crisis y por tanto de cambios bruscos, es necesario conocer con la mayor exactitud posible tres elementos:

  • Cuál es la verdadera situación de la empresa.
  • Cuál es la tendencia de esa situación.
  • Cuál puede ser el escenario futuro si la situación se prolonga.

Los gestores empresariales tienen que distinguir cuando los cambios que estamos sufriendo son coyunturales o estructurales. Un error en la gestión es pensar que si la empresa ha funcionado bien hasta este momento haciendo las cosas de una determinada manera, por qué hay que cambiar.las. Lógicamente, no es bueno sobreactuar ante modificaciones circunstanciales del entorno de negocios, porque de esa manera se va al traste cualquier planificación que se realice, y se pierde una herramienta de gestión importante. Pero peor es aún cuando la gestión permanece impasible ante cambios estructurales del mercado donde vendemos, o del ciclo de vida de nuestros productos,  o de reformas legales e innovaciones tecnológicas, que pueden dejarnos en una situación delicada, y que necesitará posteriormente de cambios profundos con resultados inciertos. No es bueno reaccionar sólo cuando existe un peligro real de suspensión de pagos o quiebra, pues la pérdida de credibilidad ante clientes, proveedores y entidades financieras puede ser el comienzo del fin de la empresa.


FASES DE UNA CRISIS EMPRESARIAL

Los investigadores y analistas han estudiado el fenómeno de la crisis empresarial, y se ha llegado a la conclusión que la gestación de una crisis pasa por cuatro estados evolutivos:
  1. Crisis en potencia
  2. Crisis en gestación
  3. Crisis en desarrollo
  4. Crisis total
Sin ánimo de ser exhaustivo, las etapas anteriores reflejan bastante bien el proceso de crecimiento de una situación concursal para una empresa. Actuar de manera planificada, rápida y contundente es parte del éxito en la supervivencia empresarial.


I. CRISIS EN POTENCIA
En esta fase podemos englobar a aquellas empresas que se encuentran en sectores saturados o en declive, con productos en una fase avanzada de su ciclo de vida, cuyos estilos de gestión y cultura empresarial están poco orientados al cambio, o cuyos gestores tienen poca capacidad de liderazgo y visión de negocios. En concreto son empresas donde la situación interna aparentemente sólida, y una actitud de impermeabilidad hacia las transformaciones del entorno pueden llevar al comienzo del declive a medio plazo. La realidad es  que la dificultad para poder discernir objetivamente desde dentro si los cambios son coyunturales y si merece la pena modificar la gestión y procesos, generan incertidumbre que no todos los gestores son capaces de resolver.

Algunas características que pueden mostrar las empresas que se encuentran en una situación de peligro latente son:

  • Están en un sector donde el mercado está en declive, bien porque existen nuevos productos sustitutivos o porque está demasiado maduro agravado además por una fuerte competencia.
  • La empresa sigue aferrada a valores y procesos obsoletos, que si bien han funcionado en el pasado, los cambios en el contexto empresarial provocan una adaptación del negocio si desean sobrevivir en el largo plazo. Así, la compañía viene mostrando un declive en la facturación y en el beneficio, o  el resultado es peor que el resto del sector.
  • La falta de atención debida a los clientes o al canal de distribución, debido a que la dirección está muy ocupada administrando el día a día.
  • El estilo de gestión también influye: la falta de liderazgo, la actitud hacia  los recursos humanos, unas normas y procesos deficientes o insuficientes, una planificación mal diseñada o con objetivos difusos, un sistema de información ineficiente y en general, una administración despegada de las necesidades de los distintos grupos de interés de la empresa.
  •  La existencia de niveles jerárquicos con relaciones poco fluidas, con abuso de normas rígidas y que genera incomunicación entre distintos miembros de la empresa entre si o con el exterior.
  • Los empleados ven que sus opiniones, sugerencias y aportaciones no son tenidas en cuenta, aún siendo los que más cerca están de los clientes, proveedores, etc., creando un clima desfavorable para la innovación y la mejora empresarial.
  • Los clientes también ven que no se atienden bien las necesidad o reclamaciones que realizan, percibiendo una merma en la calidad del servicio y del producto que no dudarán en aprovechar las empresas competidoras. 

Además de los aspectos citados que explican una posible crisis empresarial futura, y que básicamente está representando un negocio que no integra las alteraciones que se está produciendo a su alrededor y que puede incluso seguir funcionando debido a la inercia o la prolongada madurez del sector donde se encuentra situada su actividad -a mayor madurez del sector, menor velocidad de cambio del entorno empresarial-, también puede darse el caso de una actividad empresarial que haya crecido de forma muy rápida, de manera que no la dirección no es consciente de que tiene que modificar la estructura empresarial y financiera para poder absorber la transformación que se está produciendo dentro de ella.

II. CRISIS EN GESTACIÓN
En esta fase comienzan a manifestarse las primeras señales de crisis interna. Se empieza a percibir que no es solo una cuestión coyuntural del entorno o de la propia empresa, sino que puede ser más permanente en el tiempo, y que los indicadores básicos han comenzado a dar señales de alerta. Es en esta fase cuando se puede hacer frente con mayor capacidad a los problemas de insolvencia o liquidez que pueden conllevar el cierre del negocio. Los aspectos más considerables de la situación son:


Problemas de liquidez
  • Disminución del capital circulante
  • Reducción de la tesorería disponible.
Problemas de cobro
  • Aumento del plazo de cobro a clientes
  • Incremento de impagados
  • Crecimiento del riesgo con clientes
Problemas de rentabilidad
  • Descenso de  la rentabilidad económica
  • Rebaja de la rentabilidad financiera
  • Bajada de márgenes del negocio
Problemas de mercado
  • Descenso de ventas y rentabilidad
  • Pérdida de cuota de mercado
  • Deterioro de la imagen corporativa y comercial
Problemas de calidad
  • Aumento de quejas de productos
  • Incremento de incidencias que deterioran nuestra imagen empresarial
  • Crecimiento de las devoluciones de mercancías por no conformidad
  • Incapacidad de satisfacer las expectativas de los clientes.
Problemas de recursos humanos
  • La empresa no consigue atraer a recursos humanos de calidad
  • Crece la rotación de personal y el absentismo
  • Desciende la productividad y empeora el clima laboral.
Problemas de organización
  • Descoordinación entre los departamentos
  • Falta de concreción en las responsabilidades individuales
  • Conflictos y pérdida de producción por errores de organización.
Problemas legales y éticos
  • Manipulación de la contabilidad
  • Desvío de operaciones fuera de libros para evadir impuestos
Problemas de gestión
  • Centralización de las decisiones (burocracia)
  • Falta de liderazgo y objetivos concretos
  • Deterioro de la comunicación interna
Problemas de adaptación al entorno
  • Incapacidad de adaptarse a las nuevas estrategias que impone el entorno
  • Insuficiente empeño en el análisis de los riesgos y cambios que se están produciendo en el contexto empresarial cercano
Problemas de planificación
  • Ausencia de planificación para gestionar los riesgos detectados
  • Incapacidad de los gestores para realizar una planificación eficaz
  • Riesgo de inacción y bloqueo por un análisis constante de la situación.
Problemas de mejora e innovación
  • Incapacidad para adaptarse a las nuevas necesidades de nuestro clientes
  • Productos o servicios que quedan obsoletos por falta de reacción
  • Carencia de planes para mejorar los activos productivos
  • Descuido de la formación tanto de empleados como de la dirección.


III. CRISIS EN DESARROLLO
En esta fase el proceso de crisis está plenamente en marcha, y las señales previas analizadas en el apartado anterior se convierten en problemas que hay que gestionar.  Ahora los recursos de gestión que existen se concentran en solucionar problemas operativos, financieros, comerciales y legales que absorben gran parte de la capacidad de los gestores. Para mayor complicación, el entorno sigue evolucionando y la competencia si ha sabido tomar medidas a tiempo, también trata de aprovechar la situación para aumentar su participación en el mercado y absorber el negocio que estamos dejando atrás. De igual manera que en la etapa anterior, la empresa tiene todavía opciones de salir de apuros, siempre que la dirección tome medidas urgentes y complejas, que probablemente sean más traumáticas.

SÍNTOMAS DE CRISIS EN DESARROLLO

VI. CRISIS TOTAL
En este escenario, los problemas supera incluso las expectativas de solución, por lo que los gestores se enfrenta a dilemas sobre la viabilidad real de la empresa y por tanto su recuperación, qué costes  y sobre todo que posibilidades existe de salir finalmente de una situación tan crítica. Si las conclusiones son negativas, entonces la empresa debe de asumir el proceso legal de suspensión de pagos o quiebra, lo que supone el fin.
También es posible que la firma tenga otra oportunidad en otra actividad, segmento de negocio o mercado, por lo que esto genera a medio plazo un cambio total de operaciones. Lo anterior implica tener que diseñar y planificar las áreas de negocios donde van a estar presentes, y también las posibilidades reales de conseguir que la empresa supere sus problemas anteriores.



En concluisión, cada etapa de crisis tiene asociado un contexto diferente, y como tal  requiere de una estrategia y una toma de decisiones diferente, que a mayor demora en la reacción más profundas, complejas y rápidas tendrán que hacerse.




BIBLIOGRAFÍA
  • PYMES, Gestión frente a la crisis. Manuales de gestión de Cinco Dias (1993)