4 de febrero de 2010

Tiempos de crisis, tiempos de cambios

Pasamos por momentos difíciles. La morosidad de clientes, la escasa financiación concedida por las entidades financieras, el retroceso del consumo privado, la subida de impuestos a la vuelta de la esquina; todo ello hace pensarse muy mucho los planes empresariales a corto y medio plazo.
En la revista Emprendedores del mes de enero, viene un dossier titulado "optimiza tu empresa" en el que analiza temas de máxima actualidad: la gestión del activo circulante y la optimización de gastos no estratégicos. 

LAS FINANZAS OLVIDADAS
Es verdad que cuando el negocio va bien, no nos preocupamos tanto de gestionar aspectos importantes, y es en estos momentos difíciles cuando empezamos a centrarnos es aspectos como:
  • La liquidez de la empresa. La tesorería tiene un gran apoyo en las pólizas de crédito de las entidades financieras, pero éstas han reducido drásticamente este tipo de financiación junto con las pólizas de descuento. Ahora se impone la previsión de caja y la planificación del cash-flow para evitar sorpresas innecesarias.
  • La morosidad de los clientes. Los clientes son parte esencial de las empresas, sin ellos no podrían existir obviamente. Ahora bien, estos deben ser rentables, ya que en caso contrario tenemos una pérdida y no un beneficio. Es difícil detectar un cliente moroso o insolvente, pero existen pautas que consiguen reducir el impacto mediante una gestión proactiva del riesgo comercial.
  • Identificar los clientes rentables y solventes. En plena vorágine de crecimiento, las ventas son el indicador fiable de la bondad de nuestra gestión. Pero a veces se olvida analizar los clientes rentables y fieles que nos aportan estabilidad a nuestras ventas y beneficios. Es en períodos como los que estamos viviendo cuando la competencia intenta conquistarlos ofreciéndoles condiciones y servicios que nosotros habíamos descuidado en nuestro plan de crecimiento.
  • La estructura financiera de la empresa. A veces las Necesidades Operativa de Fondos (NOF) no están bien cubiertas debido a que la liquidez fluye y las entidades financieras aportan los desfases de tesorería. En otras ocasiones, las inversiones no están equilibradas respecto a la generación de caja que debe generar dichos activos, y pueden crear situaciones de tensiones financieras difíciles de renegociar con los acreedores.
  • Los recursos humanos en la empresa. Las personas que trabajan en la empresa, tienen diferentes perfiles y algunos son más útiles en momentos difíciles. Cuando tenemos empleados que suelen plantear su carrera profesional de manera que no sienten la empresa como suya, sino como medio para crecer económica y profesionalmente, la abandonan en aquellos momentos donde más falta hace su implicación. Por tanto, muchas veces existen empleados menos brillantes, pero más implicados que confían en la resolución de los problemas y que supone una ayuda importante cuando la confianza en la empresa está muy deteriorada.